Al verla, vienen muchos recuerdos de nuestra infancia. Recuerdos que
llenan de alegría nuestros corazones, principalmente de todos los que crecimos
en ella; sin dejar de mencionar su calle vecina, La 37, en la cual
crecieron muchos de los que hoy conforman este Angelito 36.
Cuando la vemos, quisiéramos volver a nuestra niñez, a esos momentos tan
felices que compartimos todos juntos, pero algo nos detiene; el tiempo, ese
enemigo de todo aquel que pasa por su lado.
Ya no somos esos niños
que crecimos en ella; esos jóvenes que ella vio crecer, reir, llorar, caer, levantarse; hemos madurado, somos
adultos.
Nuestra calle, es una
calle como muchas; es calle de mi barrio, querida, recorrida por todos.
Siempre
tan callada, soportando los estragos ocasionados por el tiempo.
!Nuestra calle sigue ahí, tan entregada, tan callada, tan apasionada!
Yo si di carpeta en esta calle
ResponderEliminaresta calle se daño esta llena de talleres
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